A mi flor, en el año cuya terminación se oculta bajo la sombra de dos números, de los cuales el primero es mayor al segundo y juntos suman 17... la conocí. Y ya no quiero vivir si no puedo admirar de cerca su belleza, acariciar sus dulces pétalos a los cuales en un día nublado convirtiéndome en un pequeño y triste borrego injuriados fueron. ¡Que venga el sueño eterno de la muerte! porque mi espíritu está listo para admirarla en otro estado, a dicha flor que demostró ser única en su especie y género, porque ha sido más tormentoso saber que se encuentra lejos de mí y que no podré sentir jamás las caricias que inclusive sus brillantes espinas propiciaban.
La sinceridad ahoga de llanto a mi corazón y ni siquiera la más hermosa de las voces, melodías o canciones lo han consolado. ¡Que mi canto llegue hasta donde esté ella! y le cuente cómo me siento... sé que lo entenderá, pues las aves de presa que vuelan solitarias me indican que ya es el momento, de escribir en un cuarzo amatista por siempre jamás lo que desde hace mucho tiempo yo siento.
Gracias porque en ti: la más pura y hermosa de las flores que lleva a la misma Diosa de la Luna en su nombre como estandarte, descifré el complicado acertijo del primer y verdadero Amor, mas ahora comprendo que como tú flor que habita en el desierto de mis recuerdos, no habrá otra. Por eso Músicos, pintores, fotógrafos, poetas, amigos y justicieros equivocados y engañados con falsos testimonios, les ruego corran la voz en forma de chisme como hasta ahora lo han hecho, para que estas palabras escritas con sangre puedan llegar a su destino...
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